Los desecantes típicos son sustancias que forman sales hidratadas y anhidras. La sal en su forma hidratada se introduce en el recipiente con la sustancia a desecar ( por ejemplo el aire), y absorbe la humedad hidratándose. Un típico desecante es la sílice, que se emplea para dejar libres de humedad aparatos ópticos y electrónicos, y , en el laboratorio, mantener seco el aire de un recipiente donde se encuentran, por ejemplo, papeles de filtro que se desean pesar con la sustancia filtrada seca (determinación de sólidos en suspensión o disueltos).
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